lunes, 17 de agosto de 2009

¿Ser o Tener? Esta es la cuestión.

“Llevados por la ciencia y el interés, los seres humanos no podrán saber jamás repartirse los bienes y los derechos. Nadie va a sentirse satisfecho y todos hablarán de todos, sentirán envidia, se terminarán matando. Todos, hoy en día, no aspiran más que a separar su personalidad del resto y gozar individualmente de la vida en plenitud. Él sólo acumula fortunas, se vanagloria por su poder, por su riqueza y, como un insensato, no sabe que cuántas más riquezas junta, más hundido está en una impotencia fatídica.” Líneas que me recordaron las preocupaciones de nuestra sociedad y que no son nuevas a juzgar por cuando Fedor Dostoievsky escribió “Los Hermanos Karamasov”, de donde provienen, cincuenta años antes de la Revolución Rusa en 1917. Preocupaciones tales como la pobreza y el hambre, la desigualdad, la falta de educación, la inseguridad...
Es cierto: si todos tuvieran trabajo, salud y educación la inseguridad sería menor. Y la violencia. Pero no del todo, ¿verdad? Buena parte de los delincuentes están bien alimentados, bien educados, con buena formación. Conocemos nuestros defectos: ambición desmedida, egoísmo, la poca disposición al esfuerzo y al sacrificio. La envidia y la competencia que engendra. Creo que es un buen fundamento para sostener que aún educados y bien alimentados la inseguridad persistiría. Con otra característica sí, pero persistiría.
¿Hay razones comunes para que la inseguridad en escenarios distintos, el de gente educada y alimentada y el otro donde no lo está, exista? Yo creo que sí. No soy sociólogo. He pensado un poco el tema nomás; pero he aquí la ventaja del blog: puedo escribirlo.
En la sociedad predomina la valorización del TENER antes que la del SER. Es el origen de la espiral de actividad del hombre con el solo objetivo de tener más. Más de lo que necesita y aún de lo que no necesita, y cuanto más evidente y ostentoso mejor. Y lamentablemente se toma como natural que sea así.
La sociedad de consumo, yo diría la industria del consumo, utiliza, precisamente para estimularlo, el argumento de que en realidad se “es” cuanto se “tiene”. Se “es” cuando se tiene una marca de ropa, o de reloj; o cuando se viaja a “Punta”, o se vive en un barrio cerrado o en un lujoso PH o si tiene una “cuatro por cuatro” aunque nunca salga del asfalto.
Ciertamente se ha encarnado en toda la sociedad esta ansiedad por “tener”. Y digo ‘ansiedad’ no casualmente sino porque quien “no tiene lo que hay que tener”, y claro que no me refiero a lo necesario, se angustia, se deprime y su autoestima cae tanto que lo arrastra a los más variados destinos: desde el terapeuta hasta la droga y el alcohol, pasando por la desdicha familiar o los problemas de pareja. Se comienza sublimando la frustración de alguna manera y luego se sigue recurriendo a cualquier medio para poder “tener”. Puede ser progresiva o instantánea la transición –según la “elasticidad” de cada conciencia-, pero se canaliza, esto sí, de distinta manera entre excluidos e incluidos.
Los primeros buscan su inclusión en la sociedad y como ésta predica que es necesario tener y cuanto más mejor, para lograrlo buscan trabajar primero y si no es posible así, porque no lo dejan o porque no quiere, pues entonces cualquier medio puede llegar a ser válido. Y llega el raterismo, el robo a mano armada, el asesinato… una violencia.
Los segundos ya están incluidos de manera que lo que buscan es otra cosa. Aquí juega la competencia –no exenta de envidia- en base a la acumulación: triunfa quién más tiene. Cuanto más y mejor más triunfador es. No hay medio al que no recurra para serlo. Si no lo consigue es que “no triunfó en la vida”. La educación le abre caminos a otro tipo de delitos para “triunfar”. Antes se llamaban “ladrones de guante blanco” y hoy corruptos. Y llega la estafa, la coima, la malversación, el prevaricato… otra violencia.
Sostengo que el delito y la violencia tienen su origen antes en esta subversión de valores, el privilegiar al TENER antes que al SER, que en la falta de educación y el hambre.
Imaginen que fuera todo exactamente al revés, el SER antes que el TENER, y que el triunfador fuera el más solidario y capaz… ¿es que existen medios violentos y delictivos para ser más capaz y solidario que el vecino? ¿Se le podría robar a alguien su solidaridad? No. Claro que no. El ser triunfador no exigiría tener más sino “apenas” ser más. Pero un SER más que beneficia al otro. Que no lo excluye.
Un mundo ideal, ¿verdad? Sí. ¿Imposible? No.

2 comentarios:

melicabe dijo...

¡Claro! ¡Qué productivo sería pelear (paradójicamente) por ver quién es más bueno, más solidario, mejor persona! Vivimos en una sociedad materialista, que mata la esencia de las personas, o por lo menos, las esconde detrás de objetos sólidos y contundentes. A veces, lamentablemente, esconde personalidades y espíritus muy valiosos. Otras, esconde de los que no vale la pena ver. Así y todo, preferiría ver las almas, las esencias, y menos autitos chocadores y teléfonos celulares. Ojalá un día nos demos cuenta.

Anónimo dijo...

lamentablemente no se puede cambiar a un mundo que avanza hacia la destruccion, hacia la evolucion? Quisieramos volver al pasado, que siempre fué mas lindo y nos dejó buenos recuerdos, la cosa va a seguir es su naturaleza, cada vez va a ser peor, por mas que la gente tenga buenas intenciones