Siempre me gustó escribir. Siempre me gustó opinar. Y, casi siempre, las cosas que pasan en este país me generan: incredulidad, desesperanza, miedo, qué se yo…montones de sensaciones que seguro comparto con un sinnúmero de argentinos. Probablemente no coincidamos en los pormenores o en qué hecho o circunstancia nos producen esas sensaciones. Pero coincidimos en eso: en incredulidad, en desesperanza, en miedo…
Como decía me gusta escribir y opinar, pero no tengo donde. He escrito, sin suerte, algunas cartas de lectores. Y, cuidado, que no culpo a los editores: seguramente tendrían razón en no publicarlas. Por eso y entrando decididamente en la modernidad, cree o armé -¿cuál será la correcta forma de decirlo?- un blog.
Abro un paréntesis.
Leo muchos diarios en internet y no solamente las noticias, sino fundamentalmente a los columnistas. Muchos de ellos son excelentes y mas allá de que no siempre concuerdo en todo, tengo que reconocerles inteligencia y una afilada mirada de lo cotidiano en lo social, económico y político.
Claro, leo diferentes vertientes, diferentes puntos de vista y, como seguramente nos pasa a todos, a mi me ocurre que los que opinan decididamente distinto a mí me da bronca no poder discutirles. Ni hablar si sus errores, o los que yo creo que lo son, están originados en circunstancias evidentes por lo que pueden, algunas veces, ser considerados flagrantes mentiras. Muchos columnistas y no hablar de políticos y gobernantes, mienten sabiendo que sabemos que mienten. La bronca es grande y allí me quedo rumeándola.
Pero también leo a aquellos que, muchas veces, han escrito lo que yo hubiera escrito nada más que mejor. Y por supuesto, me regodeo leyéndolos. Es más: espero ansioso el día de publicación de sus columnas. Es un placer solitario e inconducente. Onanístico diría yo.
Digamos entonces que de la lectura de los diarios –por extensión podríamos llegar a la televisión y la radio- obtengo sensaciones que me proveen placer y alegría y otras veces desagrado y bronca.
Pero, eso sí, ninguno provee soluciones a los dramas que vive este país. ¡Qué digo a los dramas! ¡Ni a las cosas más sencillas que vivimos! Y cuando digo “no proveen soluciones” no me refiero solamente a periodistas, sino también a políticos y dirigentes a quienes dan difusión aplaudiéndolos o criticándolos.
Y vuelvo al blog.
Creí que me iba a sentir mejor haciéndolo. Y algo de eso hay: escribo lo que pienso y manifiesto mis broncas. Hago catarsis. Que así se llama el blog “Catarsis de un Ciudadano”. ¿Pero quién accede a mi blog? Empecé hace muy poco tiempo, algunos parientes generosos, algún amigo y…algún anónimo también. Pero pocos. Mi blog es por ahora como un diario sin tirada. No crean que me desespero por ello, no, es obvio que todo lleva su tiempo de construcción, de desarrollo y de maduración. No. No es ese el problema.
A ver. Antes hablaba de broncas y de placeres. Imagínense que si llegué a catalogar de placer onanístico leer a aquellos con los que más coincido, con los que más coincido repito y aún ellos tiene alguna que otra cosa que me irrita: ¡imagínense hasta qué punto puede ser un placer solitario e inconducente, escribir y después leer lo que yo mismo pienso y que leo prácticamente yo solo! Y tampoco aporto soluciones. Aún si fuera leído por millones mis textos no se convertirían en soluciones para nadie.
¿Entonces?: Concluí, y espero que nadie lea esto y se enoje por mi versión libre de Sócrates, que solo entiendo que no entiendo nada.
Solo entiendo que no entiendo porqué lo hago
Tampoco “entiendo que no entiendo” para qué pueda servir mi blog si ya hay eximios periodistas que reflejan la historia reciente y actual socio política argentina desde la información o la crítica o el aplauso y que además lo hacen bien. Leyéndolos no consigo sino generarme cosas para decir que nunca voy a poder escribir por el tiempo que me llevaría, porque no sabría hacerlo bien, porque para que lo lea quién y todo para no aportar soluciones yo tampoco. Y además, corro el riesgo de frustrarme tanto si lo escribo y como si lo abandono.
Lo que en segundo lugar “entiendo que no entiendo” es de dónde entonces podrán salir las soluciones que necesitamos en este país: según lo que se lee, se ve y se escucha, no pareciera que de los dirigentes políticos y sociales, ni de la ciudadanía, ni de los periodistas cuya mayoría, casi podríamos ponernos de acuerdo en esto, bastante hace por ayudar –cuando los dejan o saben o quieren hacerlo- con la famosa crítica constructiva.
¿Podrán servir los blogs en general para generar corrientes de opinión y de aporte, no importa si en pequeñas cuotas, a soluciones aún aisladas y que alguien pueda amalgamar poco a poco y llevarnos a otras mayores y más definitivas?
lunes, 6 de julio de 2009
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