lunes, 13 de julio de 2009

El País: Sobre Modelos, Proyectos y Construcción

Modelos, Proyectos y Construcción.¿Qué y cómo se está haciendo? ¿Se han generado los mecanismos de comunicación y diálogo entre los ciudadanos y los partidos políticos como para coincidir en un Modelo común? ¿Sabemos cada argentino qué país queremos?¿No estamos construyendo sin proyecto o con un proyecto ajeno e inspirado en un modelo que no es el nuestro? Modelo, proyectos, construir…¿es todo lo mismo? No. Son etapas de un solo proceso.
El Modelo es la formulación teórica del objeto a construir: define y enumera las características constitutivas esenciales, inmateriales muchas, que una vez materializadas debe tener como atributos.
El Proyecto y mejor todavía, los Proyectos, son las diferentes interpretaciones del Modelo que hacen sus ejecutores sin que por ser distintos entre sí dejen de reflejarlo.
Construir es el proceso de materialización a través de una o varias técnicas constructivas de un Proyecto.
Los argentinos estamos vinculados por valores, por principios y por intereses comunes. Tenemos una historia y un futuro que nos unen. Estos elementos –traducidos en políticas de Estado concensuadas y ordenadas con sentido abarcativo y totalizador- son la base fundamental del Modelo de país: así como cada modelo individual nos hace únicos e irrepetibles, ellos dan origen al Modelo Comunitario y al Modelo de País que hará a éste único,irrepetible e insustituible.
El modelo debe nacer en cada uno, de allí el de cada familia, y luego el de cada comunidad. Finalmente el del País. Es un elaboración que en cada escala –el individuo, la familia, la comunidad, el país- debe realizarse mediante los instrumentos adecuados. Solamente de la integración, crecimiento y desarrollo orgánico de modelos individuales puede llegarse al Modelo de país que sintamos nuestro, que esté encarnado en cada ciudadano. Deberíamos educar y ser educados en esta tarea. A partir de la escala comunitaria el trabajo debe desarrollarse en el seno de las instituciones intermedias y de los partidos políticos. La elección dependerá de cuan contenido se encuentre cada modelo individual en una u otra institución intermedia, en uno u otro partido político.
Un proyecto arquitectónico siempre está originado en Bases teóricas que lo pautan. Cuando son varios los proyectistas que intervienen, generalmente compitiendo, de las mismas Bases surgen tan diferentes como válidos proyectos. Difieren en matices, en “ideologías” de diseño pero que interpretan al mismo Modelo. Éste es al país lo que las Bases a los proyectos arquitectónicos. Puede y debe ser interpretado por diferentes proyectos. Cada ciudadano podrá elegir el que crea que mejor interpreta al Modelo que contribuyó a definir y que más contenga su propia percepción y modelo individual, familiar y comunitario.
Los partidos políticos son los que deben elaborar los proyectos que interpretarán al Modelo y desde los que se construirá la Nación. Deben dar a conocer su proyecto para lo que deben generar vías ágiles de comunicación y diálogo con los ciudadanos; ya no solamente para transmitirlo sino para permitir que hagan sus propios aportes y, fundamentalmente, para que puedan constatar que el ofrecido es fiel al Modelo. Todos los proyectos deben reflejarlo: es la única manera de que, mas allá que en una oportunidad dada el proyecto no sea el elegido por un sector, sus integrantes tengan la seguridad de que responde al Modelo que también a ellos los contiene.
El conocimiento exhaustivo del Modelo es esencial y un proyecto definido también: ¿cómo construir si no? Pero por importante que sea no lo es todo. Los arquitectos solemos decir que de una buena idea, de un buen Modelo, puede resultar un mal proyecto, como también que de un buen proyecto puede resultar una mala construcción y peor resultado. La realización de un proyecto exige saber quién, cómo y con qué materiales y costos va a ser construido y sin dejar de considerar que hay distintas formas de hacerlo.
La construcción de un país no tiene un límite de tiempo para realizarse tal cual una obra. El Modelo tiene semejanza con un Ideal, en realidad lo es, por lo que su concreción lleva la vida entera. No hay mejor que un ideal como nervio motor de un desarrollo vital y dinámico. Bien puede aplicarse al Ideal y al crecimiento, un principio corriente de la balística: con una misma arma cuanto mas alto se apunta mas lejos llega el proyectil. Cuanto mayor sea el Ideal mas lejos se llegará en la construcción del Modelo. Es evidente que la construcción de un país requerirá de un Modelo tan definido como susceptible de ser adecuado a realidades hoy impensadas. Por eso requiere a lo largo del tiempo la intervención de diferentes profesionales que habrán de suceder a otros por las leyes de la vida, pero que deben ser conocedores eximios del Modelo y respetuosos tanto en las adecuaciones como en la construcción.
En la arquitectura, en la construcción, los roles son bien claros: el Modelo lo aporta el cliente aunque colabore en su ordenamiento un profesional;los Proyectos lo hacen los profesionales capacitados con aportes del usuario; la construcción operarios eficientes en sus especialidades, pero con materiales y costos expresamente consentidos -y pagados- por el usuario; el director de la obra que controla que la obra responda al proyecto elegido y que atiende las recomendaciones e inquietudes del usuario durante la ejecución. Cada actor cumple su rol exclusivo para el que está plenamente capacitado. Pero un detalle fundamental debe ser puesto en relieve. En el proceso arquitectónico los profesionales que contribuyeron a dar forma al Modelo, los que hicieron el Proyecto, los que controlarán la construcción y los que la ejecuten no solamente pueden ser distintos sino que habitualmente lo son: los únicos protagonistas fundamentales y comunes en cada una de las etapas son los usuarios, los destinatarios de la obra terminada. Sus dueños.
En la política y el gobierno está todo confundido: proyectistas improvisados y que también construyen, constructores inexpertos, controladores que son ejecutores, todos elegidos, generalmente, por muchas razones antes que por su capacidad para cumplir un rol específico y la medida de su vocación para servir a la construcción del proyecto y del Modelo. El ciudadano, el usuario, mientras tanto, es mero espectador cuando debería ser protagonista de una construcción de la que no le dicen como se hará, ni qué costo le significará, ni sobre qué proyecto se ejecutará y ni en qué Modelo se inspirará. Tampoco lo representa nadie en el control de la construcción. Menos claro tiene, todavía, de en qué quedará en este caso, ni mas ni menos, su país.
Solo por ahora y a modo de conclusión :
No se concibe al proceso creativo desde el modelo hasta la obra entregada a sus usuarios, sin la participación e inclusión inevitable y rigurosa de todos los actores necesarios, escenarios y métodos que sintéticamente aquí se ha tratado de describir. Corro el riesgo de que debido a un vicio profesional, a una limitación de mis enfoques y a una buena dosis de ingenuidad e idealismo, haya pretendido establecer un paralelo entre un proceso arquitectónico y el de la construcción de un país. El arquitectónico es creativo y transparente y en el cual profesionales que compiten entre sí, que a veces ni se estiman o hasta ni se conocen; en el que usuarios que no siempre están de acuerdo y que no pocas veces rivalizan pero que han sabido definir un Modelo común,en este proceso, digo, trabajan todos denodadamente codo a codo para concretarlo. En tanto arquitecto entonces, no me podrán culpar si al no constatar en quienes protagonizamos la construcción de nuestro país una actitud y vocación similar a la descripta, pero en este caso para servir al Modelo Argentino me invada la desilusión y la desesperanza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Papili,
¡Qué lindo que escribís!!!!
No te frustres!! Conectate con otros blogers así te conocen, nunca sabés quien puede leerte!!!
Besos cósmicos.