martes, 22 de diciembre de 2009

El Orden Social en Guerra

¿No habría que dejar de leer diarios y revistas o escuchar radio y ver televisión? ¿Alguien puede hacerlo sin sentir indignación, rebeldía y bronca? ¿Y vergüenza? Es nuestro país ¿no? También consecuencia y reflejo de nuestra propia actitud como ciudadanos, ¿verdad?
Si conversamos hacemos una rápida encuesta constataremos que todos tienen –tenemos-, más o menos definida una meta personal. Si preguntamos: ¿y cómo ciudadano? La respuesta es una mirada de desconcierto. Hagan la prueba.
A nuestro alrededor vemos éxitos individuales o de sectores. Siempre parciales. También a la familia en crisis y a un orden social subvertido, injusto, insolidario. Hace años hubiéramos dicho que ambos estaban seriamente amenazados, hoy esa amenaza es una instancia superada: la agresión es tan violenta como patente; se les está haciendo la guerra. ¿Quién o quiénes? Volvamos a recorrer los medios de comunicación: allí estuvieron y están expuestos todos los protagonistas que revisten filas “en el ejército contrario”, pero no debemos dejar de entender que los medios también son un reflejo de nuestras propias actitudes y nivel de participación que nos suman a ese “ejército contrario” aunque mas no sea con dedicación “part time”.
¿Y entonces?
Y entonces que no podemos seguir solamente culpando a los protagonistas de los titulares, que lo son y con gran responsabilidad, cuando además debemos asumir que también nosotros tenemos participación y culpa. No, al menos directamente, de la administración concreta del bien público, pero sí de que no surja de nosotros como ciudadanos una suave violencia sobre los dirigentes –no solamente gubernamentales, sino también de agrupaciones políticas y ONGs- para que la simbiósis entre ideales personales y comunitarios sea asumida como un mandato y plasmada en la vida diaria. Insisto: como ciudadanos, como comunidad y no solamente como individuos en búsqueda de un objetivo exclusivamente personal, el que, por otra parte, debería siempre alimentar al comunitario.
A nuestro orden social no está siendo amenazado: se le está haciendo la guerra.
En tiempos de paz y desde nuestras obligaciones de estado -el maestro enseña, el médico cura, el arquitecto diseña y así todos y cada uno- aportamos a su sostenimiento cuando no hay guerra y al mantenimiento de un orden social justo, ordenado al bien común y buscando perfeccionarlo cuando existe. Casi que no sería necesario hacer otra cosa. Solo cumplir con esas obligaciones y periódicamente participar, concienzudamente, de los procesos que requieren los sistemas democráticos de gobierno y gestión comunitaria.
¿Pero qué pasa cuando hay una guerra declarada?: todos a la trinchera, a la primera línea de fuego. Quedan en casa mujeres, chicos y ancianos. Y aún ellos y cualquiera que quedara en retaguardia,obran en función de sostener al frente: la meta es ganar la guerra y tienen plena conciencia de eso. Maestros, médicos, arquitectos, artesanos, obreros…todos participan de un modo extraordinario para alcanzar la meta propuesta: proteger primero y salvar después a su Comunidad.
¿Cuánto tiempo más nos va a demandar comprender que mientras no asumamos otras actitudes la situación no va a cambiar? Que seguiremos viviendo en medio de la angustia y la inseguridad. Que seguiremos viendo y escuchando en los medios cómo el orden social se aleja cada vez más de ser justo y equitativo. Los nombres y apellidos serán cada vez distintos y se reciclarán cada dos o cuatro años. Pero la situación revestirá el mismo o mayor dramatismo. Nosotros seguiremos infantilmente esperando la llegada de un salvador político y social. O de un grupo de ellos. Y ya quedó harto demostrado que es en vano. Que ni uno ni un grupo, de existir, podría hacerlo SIN nosotros. Muchas veces ha cambiado nuestra dirigencia y la situación no: lo único que no ha cambiado es nuestra actitud. ¿Y si probáramos?
El orden social está siendo atacado. Está en guerra. No podemos ni debemos limitarnos a vivir nuestra vida como si no fuera así. Debemos buscar nuestro lugar en la ”trinchera”, en la “línea de fuego” si es posible o desde la retaguardia asistiendo a la primera línea, pero conscientes de que es en verdad una guerra. Solapada, pero una guerra al fin. El principio reside en tener una meta también como ciudadanos e integrarla a la del prójimo, y encontrar nuestro rol irremplazable para vivirlo en la cotidianeidad personal y la comunitaria y en “una trinchera” mientras dure el “combate”.
No podemos seguir con nuestra vida como si viviéramos en paz: debemos buscar un modo extraordinario para contribuir a salvar al Orden Social, a la Familia y a nosotros mismos.

lunes, 17 de agosto de 2009

Abro paréntesis

Dejo los temas que me preocupan y hacen escribir y abro paréntesis:

(Cada vez que se produce una ‘entrada’ en este blog son notificadas siete personas conocidas mías y tres que si bien conozco ellos no me conocen a mí. Se trata de periodistas de trayectoria a quienes respeto, de otra manera no se los enviaría, y entiendo que no participen del blog. Tampoco lo esperaba. Los notifico en la eventualidad de que algún tema o enfoque les pudiera interesar y le dieran el tratamiento que su seriedad y formación les permite.

A ellos los entiendo, pero no me pasa lo mismo con muchos de mis conocidos que sí entran y lo leen, me dan prueba de ello, pero que casi nunca dejan una opinión, o me discuten o me contradicen o hacen su propia catarsis proponiendo temas nuevos. ¡Lástima! pierde así el sentido y la riqueza el blog. No el mío precisamente, sino todos.

¿Cuál será la razón, no? A lo mejor los textos o los temas. O no necesitan hacer catarsis. No sé. Habrá que pensarlo.

Por las dudas les cuento, yo la primera vez tuve que preguntar, que tocando con el cursor al pié de cada entrada –así se llaman los textos que coloca el autor del blog- donde dice la cantidad de comentarios –p.ej.: 0 comentarios- se abre una ventana donde pueden Uds. hacer el suyo. Allí se les pide una identificación y pueden optar por diferentes formas: “Anónimo” si no quisieran identificarse o “Nombre/URL” donde simplemente ponen su nombre y olvídense lo de URL; hay otras pero pueden utilizarlas quienes tienen su propio blog u otras cuentas y no necesitan de mis explicaciones.

Como decía me voy a pensar por qué pasa esto. Cierro paréntesis)

Hasta pronto.